René Magritte desarrolló una obra donde lo corriente y lo banal convive con lo fantástico y extraño, a menudo con fuertes connotaciones eróticas, en atmósferas perturbadoras con una iconografía recurrente, destacando la ambigüedad de los objetos que retrata. En Pigmalión (1939) invierte los roles, siendo una mujer desnuda la que abraza una estatua masculina. Delvaux transmite una visión pesimista del amor, que a menudo relaciona con la muerte, segunda equipacion real madrid en una conjunción entre Eros y Thanatos.